No sé por qué será pero hoy me he acordado de ti. Puede que sea un día tonto o simplemente mi cabeza ha decidido trasladarme a otro momento de mi vida para olvidar el presente aunque fuese por tan solo unos minutos. El agobio, el estrés, las malas contestaciones, la saturación me acompañan últimamente demasiado. O quizás fue una foto que, por casualidades de la vida, estaba ahí y no he podido evitar sonreír al ver tu carita. No lo sé. Pero hoy me ha dado por releer nuestros últimos mensajes y ha sido imposible no sonreír: "Tú representas en gran medida aquellos años en los que fui feliz". Es entonces cuando no puedo evitar estremecerme al leer esas palabras y tener ganas de llorar. Así de simple y sencillo. A veces se tienen ganas de llorar por felicidad, porque es bonito ver y sentir que otra persona, esa persona que en su día quise, también piensa y siente lo mismo que yo. Hay sentimientos que simplemente no mueren. Solo se transforman.
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