viernes, 17 de agosto de 2012

Pueden llenar una vida entera.

Nunca esperé consuelo alguno. Jamás quise que alguien me abrazara mientras las lágrimas caían levemente sobre mi rostro. No le veía sentido, pero sólo hizo falta un minuto para darme cuenta de cómo la fortaleza que siempre me ha protegido quedaba a un lado dejándome al descubierto. 

No fue un gesto obligado. Son ese tipo de cosas que surgen porque la situación así lo requiere. Pasar de un sentimiento amargo a uno que realmente te reconforta. Ver en los ojos de los demás su preocupación y sentirte realmente querida. 

Siempre pensé que las pequeñas cosas, los gestos, o una simple mirada... pueden llenar una vida entera.


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