Y estallo en sollozos, escondo la cara en su cuello, mientras pienso en un niño perdido en un océano de miedo y dolor, asustado, abandonado, maltratado... herido más allá de lo humanamente posible.
Se aparta, me sujeta la cabeza entre las manos, la echa hacia atrás y se inclina para besarme.
- No llores, Ana, por favor. Fue hace mucho tiempo. Anhelo que me toques y me acaricies, pero soy incapaz de soportarlo, simplemente. Es superior a mí. Por favor, por favor, no llores.
- Yo también quiero tocarte. Más de lo que te imaginas. Verte así... tan dolido y asustado, Christian... me hiere profundamente. Te quiero tanto...
Me acaricia el labio inferior con el pulgar.
- Lo sé, lo sé.
- Es muy fácil quererte. ¿Es que no lo entiendes?
- No, no lo entiendo.
- Pues lo es. Yo te quiero, y tu familia también. Y Elena y Leila, aunque lo demuestran de un modo extraño, también te quieren. Mereces ser querido.
- Basta. No puedo oír esto. Yo no soy nada Anastasia. Soy un hombre vacío por dentro. No tengo corazón.
- Sí, sí lo tienes. Y yo lo quiero, lo quiero todo. Eres un hombre bueno, Christian, un hombre bueno de verdad. No lo dudes. Mira lo que has hecho... lo que has conseguido. Mira lo que has hecho por mí... a lo que has renunciado por mí. Yo lo sé. Sé lo que sientes por mí.
Baja la vista y me mira, con ojos muy abiertos y aterrados. Solo se oye el chorro de agua cayendo sobre nosotros.
- Tú me quieres -musito.
Abre aún más los ojos, y también la boca. Inspira profundamente, como si le faltara el aire. Parece torturado..vulnerable.
- Sí -murmura-. Te quiero.
Libro: 50 sombras más oscuras. E.L. James.
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