Podría haber hecho una lista interminable de posibles finales. Supuse una y mil formas de cuales serían sus palabras, lo que yo habría dicho y en cómo nuestros caminos quedaban totalmente separados. Luego la realidad ha sido muy distinta. No han existido palabras de reproches ni miradas distantes. Ni siquiera hemos dicho adiós. Y me sorprende porque lo imaginé de la peor de las maneras, intentando odiarle y esperando no volver a verle nunca más. Pero no, la realidad es que parece que jamás habrá una despedida. Simplemente ese 'algo' se congeló en el tiempo, y ahí está cómo si nunca hubiera existido.
Y me hubiera gustado mantener ese lazo por más tiempo, no para siempre porque jamás creí en ello, pero sí por unos años más al menos hasta cansarnos. Sí, hubiera sido bonito al menos intentarlo.
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