Nunca me gustó como salía en esta foto. Sin embargo ahora la veo y me acuerdo de ti. De lo feliz que eras, de lo feliz que me hacías. Mi madre se enfadaba y recuerdo que me decía que "sólo sonreía cuando estabas tú", que ya podría ser así el resto del día. Y puede que para muchos sea una tontería y una exageración, pero tenías la capacidad de alegrar a cualquier persona a tu paso. Te ganaste mi corazón en cuestión de unos segundos, así de fácil. Por eso no exagero cuando digo que eras mi alegría con patas y hocico.
Y cuando te recuerdo pienso que me regalaste tus últimos suspiros para que yo fuese un poquito más feliz. Cómo si fuese un día cualquiera, un día más de lametones por todas partes y de idas y venidas corriendo por toda la casa. Porque cuando te recuerdo, pienso que tenías que evitar por todos los medios que yo te viese mal, de ese modo mis últimos recuerdos de ti son con una sonrisa y no entre llantos.
Pero, ¿sabes qué? aún se me encoge el corazón cuando te pienso. Aún se puede sentir un vacío y un silencio que me hacen ver que ya no estás. Y que jamás volverás.
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