
Perdí la cuenta de los años que llevo sin verte y aún así cada noche, los últimos segundos de mi día van dedicados a ti. Recuerdo tu sonrisa, esa forma que tenías de intentar que olvidase todos los problemas que puede tener una chiquilla de tan solo 5 años. No olvido tu dulzura, tus gestos, ni esa preocupación desmedida por verme feliz.
De algún modo, he decidido aferrarme a los pocos recuerdos que me quedan para no olvidarte jamás. Eras y siempre serás mi consuelo.
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