viernes, 2 de diciembre de 2011

Lo único que nos queda.

"Nos aferramos al dolor porque es lo único que nos queda pero no hay por qué. Se puede elegir."


No es de extrañar que cuando llega una determinada época del año mi estado de ánimo cambie completamente. No es algo de ahora, que yo recuerde esto viene desde que tengo uso de razón. Gran parte de mi mundo empezaba a torcerse llegadas estas fechas, aunque el día se presentase hermoso, mi mundo podía estar nublado de manera constante sin tener mayor elección.
A pesar de ello, cada año seguía guardando esperanza de que mi deseo se cumpliese al sonar las campanadas del fin de esos 365 días. Podría decir que en más de una ocasión tiré la toalla para qué negarlo, no tiene sentido ya. No sólo guardaba la esperanza, regresaba con la misma ilusión de ser capaz de cambiar lo que hiciese falta. Quizás esperaba contagiar mi alegría o qué sé yo. 

Nos aferramos al dolor porque es lo único que nos queda... pero no hay por qué, se puede elegir.  Yo elegía cada año ser feliz e intentar empezar con buen pie pidiendo cada año el mismo deseo esperando que éste algún día se cumpliese. 

Cada año, los viejos fantasmas regresan de nuevo a mi mente y a mi vida. Me recuerdan lo que fue y ya no es. Persiste la duda de si algún día mi deseo ya cumplido pierda fuerza y desaparezca pero de momento no pensaré en ello. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario