En pocas ocasiones te digo las cosas que siento. Lo sé de sobra. Jamás supe ser esa hija ejemplar que alguna vez quisiste. Me equivoco constantemente, pero sin quererlo. Aunque para eso está la vida, para aprender de los errores y empezar de nuevo todas las veces que hagan falta.
Hace relativamente poco me dijiste que estabas orgulloso de mi, que por primera vez te estaba mostrando lo que soy, y que me querías. Hoy por hoy, puedo decirte, que a pesar de todo lo pasado en estas cuatro paredes, siempre pude ver que tienes un gran corazón, y que has intentando por todos los medios posibles ser un buen padre. Y lo eres. Con sus más y sus menos. Soy lo que soy hoy día por ti. Me enseñaste a ser fuerte, a echarle valor a los retos. Me enseñaste ser mejor persona, a valorar todo aquello que me rodea.
Solo puedo decirte más que te quiero y lo siento. Te quiero por quererme a pesar de todo y lo siento por que en determinados momentos querías recibir de mi todo mi apoyo y yo no pude dártelo.
Dicen que lo pasado, pasado queda, aunque es necesario admitir que cuesta mucho el poder olvidar. Pero eso no significa nada.
Te quise, te quiero y te querré por siempre, papá.