sábado, 26 de marzo de 2011

Miradas de complicidad.

Ayer nos preguntábamos por qué siempre escribimos cuando nos sentimos mal, y es cierto, únicamente sabemos hacerlo en ese preciso momento. Quizás porque es más fácil hablar de un sentimiento cuando nos duele que cuando sentimos felicidad.  Sin embargo hoy me apetece escribiros a vosotras. Nos vemos una vez a la semana, o quizás cada dos o tres. Pero aún así, veros es como si no hubiesen pasado tantos días. Hemos sabido mantener ese lazo que nos unió hace varios años y hoy por hoy sigue siendo fuerte, latente. Somos tan diferentes que eso hace que esto sea mucho más especial que si tuviésemos más cosas en común.

Los silencios siempre los he detestado. Son situaciones incomodas en las que no sabes que decir. Sin embargo, esos silencios al lado de vosotras hacen que sean motivo de risas y de alegría porque sabes que no hace falta que digas nada, son momentos en los que estás con tus amigas de siempre y el simple hecho de estar cerca, hacen que sean mejores porque no estás sola.

Siguen existiendo esas miradas de complicidad, de saber de lo que estás hablando sin tener que decir todas las palabras. Caminar por la calle y sentir que no te hace falta más nadie. Quieres reír en todo momento y ser feliz. Ser feliz porque la felicidad de una, supone la felicidad de todas

1 comentario:

  1. Cierto que hasta los silencios gustan... =) Hacía tanto que no reía como ayer. (L)

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