Un minuto te hizo falta para ver como estabas echando a perder lo que tanto tiempo os había llevado construir. Palabras vacías y estúpidas estaban teniendo una importancia más allá de la lógica. Un minuto de reflexión y sentir un escalofrío por la posible perdida.
Lo viste claro. Puedes construir mil murallas que protejan tu corazón, la lógica te puede hacer ver que los tiempos cambian y que nadie es imprescindible en la vida de nadie. Y lo cierto es que no haces otra cosa que repetirte esa misma frase varias veces al día, un vago intento por hacerla más real. Porque crees sinceramente que es cierta pero que hay casos excepcionales que pueden rebasar cualquier lógica, que pueden romper por completo todos tus esquemas.
No negarás la evidencia porque has cambiado y es mejor así pero aunque te fastidie decirlo o más bien reconocerlo siempre será tu -maldita- debilidad.
Una debilidad forjada desde hace años. Si tú me dices ven, voy.
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