Con un último pensamiento y dispuesta a irte ya a la cama piensas nuevamente en vuestra conversación de la pasada noche. Recuerdas lo que tenías, lo que eras y te haces consciente de cómo ahora nada es igual. Pero a pesar de ello te reconforta la idea de saber que le tienes a él. Que aunque a veces tengas la sensación de no pertenecer a ninguna parte, él siempre va a considerar que formas parte de su vida, y que lo demás no importa.
No necesitas más. Es suficiente.
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