Justo el otro día estabas mirando su fotografía. Sonreías con cierto anhelo y para que mentir, también con algo de tristeza. Una fotografía puede hacerte sentir miles de sensaciones a la vez. No puedes evitar el recordar los tiempos pasados con una sonrisa, ya que cualquier tiempo pasado fue mejor. O al menos, eso es así para ti. Y quizás también para muchos.
Ahora, no puedes negar que hacía días que llevabas acordándote de él, y justo ayer, vuelves a verle. Una vez más, sufriste el mismo efecto, como antes. Te sentiste pequeña a su lado, y no podías dejar de mirarle. Estabas sorprendida, porque las casualidades existen, o al menos eso parece aveces. Querías decirle tantas cosas, querías preguntarle, curiosa como le iban las cosas. No hicieron falta muchas palabras. Supiste al instante que el vinculo que existía entre ambos seguía en pie como si jamás hubiesen pasado varios meses. Sonreíste para ti, porque quizás esa fue la mayor alegría que pudieron darte esa noche. Te abrazaba con el mismo cariño y afecto que para ambos era una costumbre. Por que así era, es y será para siempre.
Siempre tuviste la duda de si habías tomado una buena decisión. Si esa era la correcta, si no habías sido tonta perdonando. Ahora, puedes comprobar que sí, que no te equivocaste. A veces, cuesta tomar decisiones que te ocasionan mucho daño. Pero tú, en tu interior sabías que ese era el mejor camino. Supiste esperar, hiciste que las cosas con el tiempo se pusieran en su lugar. Ahora obtienes una gran recompensa, pero porque realmente, es lo que más te merecías.
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