Te levantas sobresaltada. ¿Que hora es? Uf, las 08:06 de la mañana. Tan solo ha sido una pesadilla, aunque parecía tan real... Decides ir de nuevo a la cama e intentar coger el sueño. Pero a pesar de tus intentos no lo consigues. Tu cabeza empieza a divagar y regresan a tu mente una serie de imágenes, obligándote a revivir otra vez la pesadilla.
Lo peor es que recuerdas todo a la perfección, y duele. Conoces esa sensación porque ya la has vivido con anterioridad. Una vez más, tu subconsciente te ha jugado una mala pasada. Te ha mostrado mediante hechos el núcleo de tu gran problema, el porqué de ese gran miedo. No puedes luchar contigo misma.
Desde hacía relativamente poco te diste cuenta del motivo de esos nervios sin causas a la vista, de la aceleración de tu corazón en determinados momentos. Por ello, a veces sientes la necesidad de estar en un mundo en el que las cosas nunca pudiesen torcerse.
La razón es porque vives constantemente en un mar de dudas donde lo único que temes es perder.
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