A veces, la clave para avanzar es saber cómo dar el primer paso. Luego empiezas el viaje. Esperas que salga bien. Y te ciñes a eso, día sí, día también. Aunque estés cansado, aunque quieras irte, no lo haces. Nadie dijo nunca que sería fácil.
No sé por qué será pero hoy me he acordado de ti. Puede que sea un día tonto o simplemente mi cabeza ha decidido trasladarme a otro momento de mi vida para olvidar el presente aunque fuese por tan solo unos minutos. El agobio, el estrés, las malas contestaciones, la saturación me acompañan últimamente demasiado. O quizás fue una foto que, por casualidades de la vida, estaba ahí y no he podido evitar sonreír al ver tu carita. No lo sé. Pero hoy me ha dado por releer nuestros últimos mensajes y ha sido imposible no sonreír: "Tú representas en gran medida aquellos años en los que fui feliz". Es entonces cuando no puedo evitar estremecerme al leer esas palabras y tener ganas de llorar. Así de simple y sencillo. A veces se tienen ganas de llorar por felicidad, porque es bonito ver y sentir que otra persona, esa persona que en su día quise, también piensa y siente lo mismo que yo. Hay sentimientos que simplemente no mueren. Solo se transforman.
Nunca creí que esto me pasaría. Justo en este momento con la cabeza fría, alejando cualquier atisbo de sentimiento o melancolía puedo ver cómo hemos cambiado, cómo todo ha cambiado y lo cansada que estoy de sentir siempre lo mismo.
Hoy comienza el último año de esta larga - o corta- aventura. Hoy nos hablaban del proceso que iremos sufriendo a lo largo de estos últimos meses, esas ganas de comerse el mundo y de creernos que las puertas estarán abiertas para cuando nos toque pegar en ellas. Luego prosigue esa cuesta abajo hasta finalmente parecer que te estás precipitando en una piscina vacía para así llegar a la denominada 'depresión' en la que prefieres que te trague la tierra en cuestión de segundos para acabar con ese terrible sufrimiento. Donde las esperanzas se han disipado como gotitas en una ventana al sol. Así que, allí estábamos todos, en esa primera clase, en la que muchos se sentían identificados y dónde más de un sueño empezaba a romperse. Y luego estaba yo, observando a todos, viendo esas leves y tímidas sonrisas para aparentar que ellos no piensan de la misma manera. Alejando esas inmensas ganas de acabar y darse a conocer al mundo. Esas inmensas ganas que yo, a día de hoy, no tengo.
El empezar siempre es difícil. Un claro ejemplo de ello es cuando te ves en la obligación de escribir una carta, ese 'comienzo' es lo más complicado. Sabes que esas primeras palabras son la clave para el resto del texto y por ello debes pensarlas concienzudamente. Lo mismo ocurre cuando tienes que empezar algo nuevo. No sabes en que dirección dirigirte, qué hacer, cómo comportarte. Si algo he aprendido en estos últimos años es que la incertidumbre y el miedo van a ir contigo de la mano allá donde vayas y que mirar atrás lo único que consigue es retenerte en un espacio-tiempo que ya ha pasado. Ahora puedo mirar ese tablón lleno de fotos antiguas que me recuerdan qué dejé atrás, sonreír y saber que ya no duele.
... te hubieras dejado guiar por opiniones contrarias a las tuyas por contentar a los demás? Tendría tan solo 12 años y ya sabía lo que no quería para mí. Sabía que nadie podía decirme "tú no puedes" o "esto no es lo mejor para ti" intentando alejar cualquier pensamiento que fuera contrario a éste. Porque he podido demostrar con el tiempo y mucho esfuerzo que la voluntad y la constancia son rasgos que son totalmente necesarios para conseguir todo lo que te propongas. Que no hay mayor satisfacción que callar bocas e ir con la cabeza bien alta.
Cuantas más veces me digas que no puedo, yo te demostraré que sí.
Si tuviese que hablar de una persona a la que quiero con toda mi alma y a su vez la odie con todas mis fuerzas en innumerables ocasiones tendría que decir que tú eres la persona idónea que cumple ambos requisitos. No hay nadie que me desquicie más. Eres una de esas pocas personas que tienen la capacidad de sacarme de mis casillas, de hacerme rabiar hasta tal punto en el que no pueda decir nada más por temor a perder por completo la cabeza.
Si tuviese que hablar de una persona que se haya ganado mi confianza a base de esfuerzos y de mucha paciencia tendría que decir que ese eres tú. Porque supiste dar con la tecla adecuada, porque sabes con tan solo mirarme que se esconde tras de mi.
Si tuviese que hablar de una persona que se haya ganado mi admiración y cariño, eres tú y sólo tú. Porque eres la calma que a veces tanto me falta. Porque tener la total certeza de que -siempre- estarás a mi lado, hace que las adversidades y los problemas parezcan menos.
Eres y serás siempre mi -maldita- debilidad. Tal y como tú un día dijiste, yo me había ganado un lugar en tu corazón para no dejarlo jamás. Que los amores, van y vienen, pero esto no. Tú también has sabido ganarte tu sitio en él. Y hasta ahora sigue intacto (con un par de grietas, pero no hay nada que no se pueda arreglar, ¿no?).
Recuerdo el primer día de instituto, ese chico tímido que nunca hablaba en clase. Inteligente, observador, alegre. Después llegó esa primera 'fiesta de fin de curso' de tu antiguo colegio. Ya por entonces, sabía lo que serías para mi. Luego esa excursión con altibajos a Córdoba, fiestas patronales y cumpleaños. Miles de quedadas en verano y conversaciones infinitas. ¿Recuerdas cuando terminamos 3º de la E.S.O y yo no podía dejar de llorar porque creía que ya nada sería lo mismo? Fue nuestro primer abrazo, pero no el último.
Me gusta recordar aquellos años porque fueron intensos, porque conocí a las personas que a día de hoy han marcado un antes y un después. Hemos crecido juntos, tú has cambiado y yo también. Y aunque haya miles de cosas que puedas detestar de mi y yo de ti, aquí seguimos. Me gustaría seguir siendo esa niña que se ganó poco a poco ese pequeño rinconcito de tu corazón, ese que lleva mi nombre. Aunque haya cambiado y ya no sea la de antes. Aunque me enfade y deje de hablarte. Quiero que sepas y siempre tengas presente que me siento afortunada por haberte conocido -y por aún tenerte-.
Sé que piensas que hoy es un día más, que no tiene importancia, pero déjame decirte que estás completamente equivocado. Hoy es un día importante porque hoy hace 21 añitos que nació esa persona que consigue completar mi mundo y si tú no estuvieras en él nada sería lo mismo.
"A mi me gusta como eres. Cuando eras pequeña y conocías a alguien nuevo, lo primero que hacías era observarle y conocerle. Y eso está bien, ¿sabes? No tomabas decisiones precipitadas y aún sigues siendo así."
Y le miro. Es entonces cuando sé, a través de sus ojos, cómo me ve. Esa devoción y admiración hacía una persona que ha criado como si fuese su propia hija. Porque su casa era mi casa y mi vida era un poquito mejor gracias a ella. Porque era la única capaz de hacer el mejor 'Colacao' del mundo entero y que dormir en una cama de 80 fuese la mejor noche de todas.
- Piensa en hoy, no en mañana. Mañana podemos estar muertos.
- ¿Eso no es ser negativa?
- No, es ser realista. Yo soy optimista reciclada, o una pesimista bien informada, como quieras. El mundo es de los pesimistas, porque ellos no tienen más remedio que hacer algo para arreglar las cosas. Los optimistas creen que se arreglarán solas y no hacen nada.
Hay sentimientos que se niegan a marcharse, son distracciones que te susurran al oído. Hay cosas que se enconan. Por mucho que lo intentes no puedes ignorar tu instinto. Como suele decirse: fíate de tu intuición.
Digamos que a veces me gusta creer que estamos aquí por alguna razón. Que el destino se encarga de unir a las personas para aprender de ellas y dejar algo de cada uno en sus vidas. Me gusta pensar que tenemos una misión que cumplir y que las circunstancias nos van llevando a tomar una serie de decisiones fundamentales que harán que seamos de una determinada manera u otra. Decisiones que puede conseguir que encuentres tu verdadera vocación o el lugar en el que por fin puedas brillar.
Digamos que a veces me gusta creer que si algún día no estoy en tu camino, recordarás lo mejor de mi. Que aunque el destino se encargue de separar esa fina linea que nos une, no pasaré a ser un simple recuerdo de muchos. Me gusta pensar que cada persona deja una huella distinta en la vida de uno para que éste siempre te recuerde. Pase lo que pase. Porque yo quise ser esa persona que estuviese ahí cuando no encontrabas eso que tanto anhelabas, esa que te animaba cuando no conseguías triunfar. Esa persona que, pese a todo, sigue creyendo en ti.
Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Si tienes un sueño debes que protegerlo. Si alguien no puede hacer algo te dirá que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve tras ello y punto.
Quizás la felicidad es algo que solo se busca y
tal vez nunca la podamos obtener hagamos lo que hagamos.
- Me voy a Italia, no a Etiopía. A no ser que haya un brote de gripe A en Florencia...
- Bueno, a menos que seas inmune a la belleza, hay algo todavía más fulminante que eso: el síndrome de Stendhal. Cada año se registran más de cien casos de turistas que sufren vértigos y desvanecimientos mientras visitan la ciudad.
Me sorprendió que mi padre, que llevaba décadas sin salir de Colmenar, supiera tanto sobre la ciudad del arte.
- ¿Por qué?
- Porque no están acostumbrados a tanta acumulación de belleza. Se llama así porque Stendhal, el novelista francés, sufrió uno de esos episodios tras entrar en la Santa Croce. De repente se sintió aturdido, desorientado, con fuertes palpitaciones... y tuvo que salir enseguida de la iglesia.
- A veces la perfección resulta difícil de soportar, ¿no crees?
- Si hubiera una vacuna contra ella, me la pondría sin pensarlo - respondí con tristeza recordando a Bosco.
- La hay - respondió mi padre-. Se llama olvido. Solo quien olvida el amor puede ser inmune a la belleza.
Me pregunté si alguna vez lograría no estremecerme con el simple recuerdo de su bello rostro.
- Y convertirse así en un corazón dormido - añadí tras un suspiro.
Crees tener cerradas muchas heridas cuando el confort y la tranquilidad te rodean. Es verdad, es fácil no pensar en cómo era mi vida antes, en cómo llegar a casa era sinónimo de intranquilidad y una constante preocupación. Ese terrible sonido de abrir y cerrar una ventana, las caras largas y las constantes preguntas. Dónde la única salida era estar el máximo tiempo posible fuera de ella porque era el único momento en el que no era difícil fingir que todo iba bien.
Crees olvidar todo y cada uno de los detalles, pero lo cierto es que hay cosas que son imposibles de eliminar por completo. Porque la clave no se encuentra en olvidar sino en perdonar. Y no basta con decirlo sino con sentirlo de verdad lo cual dificulta mucho más las cosas. Tiendo a medir mucho mis palabras, me gusta pensar de forma muy minuciosa el qué debo decir y el cómo debo comportarme. Y solo existe un momento clave en el que olvido por completo esa parte. Es entonces cuando soy consciente de que aún, a estas alturas, no les he perdonado.
- She was, and she will always be an epic love. But on the contrary from what people believe, there are actually multiple ones, especially for a vampire. The only way to find another is to let it go and move on..
Y no hace falta mucho más para que la realidad te golpee la cara. Para que abras los ojos de par en par y el nudo que tienes en la garganta no desaparezca nunca.
Porque hay mitades que creías tuyas y nunca lo han sido.
Y no hace falta mucho más que un no para que una lágrima recorra tu rostro. Lo justo para que te digas a ti misma que una y no más, aunque luego sepas que el sentimiento siempre te puede y que probablemente -seguro- cederás.
Porque hay mitades que no tienen la capacidad de ver.
De ver que puedes desvivirte por ellas, dar todo y más de ti y que nunca sea suficiente.
Porque hay mitades que simplemente son mitades que hoy están y quizás en un futuro no estén.
Es entonces cuando el nudo de la garganta se hace mayor y te impide respirar.
Porque hay mitades que son necesarias.
De esas que te alegran la vida cuando las ves y sientes la necesidad de abrazarlas y no dejarlas nunca ir.
Porque hay mitades...que sencillamente son mitades.
Y como tal, las necesitas para vivir. Son parte de ti.
Puede que no lo comprendan. Lo entiendo. Pero siempre existe una razón que hace que decida que seguir por el mismo camino es lo correcto. Suelo lamentarme demasiado cuando tomo una decisión con el corazón en vez de con la razón. Lo cierto es que me lamento siempre. Me digo a mi misma lo estúpida que soy y que no lo volveré hacer nunca más. ¿Es irónico, no? A mí me resulta hasta gracioso porque ya me río por no llorar. Siempre se tropieza dos veces con la misma piedra y podría decir que no solo dos, sino tres, cuatro... y hasta cinco (y un largo etcétera, para que nos vamos a engañar). Elaboro una lista con las razones por las que no debo seguir por el mismo camino y luego aparece una situación similar y ¡zas! aparece frente a mis ojos un 'game over' con esa musiquita de los videojuegos tan insoportable recordándome y diciéndome que tengo que volver a empezar.
Tras meditar concienzudamente por qué siempre regreso al mismo punto de partida, me digo a mi misma que para muchos esto no tendría ninguna explicación. Me dirían la típica frase de 'Eres tonta' o 'siempre te pasa igual'. Pero yo sí lo sé. Lo he sabido siempre. Es entonces cuando las lamentaciones desaparecen.
Una decisión tomada con el corazón aunque en un principio puede resultar errónea, a la larga, nunca lo es. Es preferible lamentarse durante unas horas, para así al menos decirse a uno mismo que hiciste todo lo posible por conseguir lo que quieres. Sí, eso es. Prefiero lamentarme todas las veces que hagan falta si eso luego hace que crea que ha merecido la pena intentarlo. Lo reconozco, tengo un imán para las causas perdidas y nunca dejaré de ver el lado bueno de las cosas.
Muchos dirán que elijo el camino fácil pero es justo lo contrario. Decidir con el corazón es y siempre será el camino difícil porque es el momento de mayor exposición de uno mismo. Es el momento en el que te vuelves vulnerable, en el que dejas ver por completo todos los sentimientos que hay en ti.
Así que, no dejaré nunca de ver ese 'game over' tras terminar una partida.
Hay una razón por la que dije que sería feliz sola. No fue porque creyera que iba a ser feliz sola sino porque creía que si amaba a alguien y salía mal no lo superaría. Es más fácil estar solo porque ¿y si te das cuenta de que necesitas amor y no lo tienes? ¿Y si te gusta y dependes de él? ¿Y si construyes tu vida en torno a él y luego todo se desmorona? ¿Se puede sobrevivir a ese dolor?
Perder el amor es como sufrir daños en un órgano. Es como morir. La única diferencia es que la muerte acaba, esto.. puede continuar para siempre.
De pequeña solía escribir todo lo que no me atrevía a decir en voz alta. Nunca hablaba de lo poco que me gustaba mi alrededor, de las pesadillas que jamás acababan y de las sonrisas fingidas. Era costumbre responder a la pregunta ¿Cómo estás? con un "bien" y una sonrisa aunque eso no fuese así. Con el paso de los años me di cuenta que lo convertí en un hábito. Prefería pensar que todo lo malo que pudiese haber en mi vida no era nada comparado con otras cosas.
Y sigue siendo un hábito para mi contestar a esa pregunta con un bien porque sigue siendo lo más fácil. Porque me siguen faltando razones para explicar que algo no va bien si no lo veo lo suficientemente importante.
Lo malo de las adicciones es que nunca acaban bien. Llega un momento en el que lo que nos ponía eufóricos deja de hacerlo y empieza a doler. Dice que no superas tu adicción hasta que tocas fondo pero ¿cómo sabes que lo has tocado? Porque por mucho que algo te duela, a veces dejarlo, duele aún más.
A veces, la traición es inevitable. Cuando nuestros cuerpos nos traicionan la cirugía suele ser la clave para recuperarnos. Cuando nos traicionamos entre nosotros el camino para recuperarnos no está tan claro. Hacemos lo que haga falta para ganarnos la confianza perdida pero algunas heridas, algunas traiciones son tan hondas, tan profundas que no hay forma de reparar lo que se ha perdido. Y cuando eso ocurre solo nos queda esperar.
Porque si existiesen más personas como tú el mundo sería distinto
¿Sabes? En el fondo siempre lo supe. Vi en ella lo mismo que ahora veo en ti. En la vida hay dos tipos de personas: aquellas que simplemente pasan por tu vida durante un corto periodo de tiempo y aquellas que están dispuestas a quedarse de la forma en la que sea posible.
Ella marcó un antes y un después
Y hoy, he visto lo mismo que vi en ella aquel día. Hay personas que suelen destacar en la vida por las cosas que saben hacer o por tener una gran inteligencia. Sin embargo, si tuviese que definirte o decir cual es tu virtud, diría que tienes un gran corazón. Como el de ella. Es entonces cuando pienso que soy afortunada por tenerte, por ser quien eres y por ser quién soy para ti.
Años atrás decías que me admirabas, que yo era la razón por la que hasta el momento no habías tirado la toalla, que era fuerte y que no sabías de dónde sacaba el coraje para seguir. Ahora soy yo la que se siente orgullosa porque lo que has hecho hoy me hace pensar que hay esperanza, que con personas como tú el mundo sería mejor.
El
pájaro más rápido atrapará al gusano. Una decisión a tiempo salva vidas. Quién
duda está perdido. No podemos fingir que no nos lo dijeron, todos hemos oído los
proverbios, a los filósofos, a nuestros abuelos advirtiéndonos sobre el tiempo
perdido. Hemos oído a los poetas malditos instándonos a vivir el momento,
aunque a veces, debemos escucharnos a nosotros mismos.
Debemos
cometer nuestros propios errores. Debemos aprender nuestras propias lecciones.
Debemos dejar las posibilidades de hoy bajo la alfombra del mañana hasta que no
podamos más, hasta que comprendamos lo que Benjamin Franklin nos quería
decir: Que es mejor saber que preguntárselo, que despertar es mejor que dormir,
y que fracasar o cometer un error enorme es mucho mejor que no haberlo
intentado.
En algún momento hay que decidirse. Los muros no mantienen a los demás fuera sino a ti dentro. La vida es un caos, somos así. Puedes pasarte la vida levantando muros o puedes vivirla saltandolos. Aunque hay algunos muros que son demasiado peligrosos para cruzarlos. Lo único que sé es que si finalmente te aventuras a cruzar, las vistas al otro lado son fantásticas.