jueves, 9 de junio de 2011

Caminos y ritmos diferentes.

Cuando menos te lo esperas vuelve a sorprenderte. Esa persona que viene y va. Que está en ocasiones inesperadas, y luego cuando miras hacía atrás ya se ha ido. 

Te alegra que en ocasiones, quizás unos simples segundos te recuerde y quiera hablarte, saber de ti. Recuerdas cuando tenías tan solo 15 años, como si nada hubiese cambiado. Vives de nuevo esos instantes recordando con él vuestras manías. Porque él te conoce a la perfección. Sabes que has cambiado con el paso de los años, pero sigues manteniendo una parte de ti que nació en aquel tiempo.
No puedes dejar de reír ni un solo instante porque su forma de ser provoca en ti ese efecto. Vuelves a ser consciente de cómo sabe manejarte, sabe cual es el punto exacto para hacer que olvides todo aquello que te rodea. 

Reconoces que en ocasiones le extrañas, no porque el sentimiento aún permanezca en ti sino porque han sido muchas cosas vividas a su lado. Él te acompaño en el peor de tus momentos, y a la vez estuvo a tu lado cuando sólo tenías razones para sonreír. 

Supiste desde el primer momento que él sería una persona que se iría de tu lado. Ambos conocíais esa parte del trato. Él con su vida y tú con la tuya. Caminos y ritmos diferentes. Pero sigues teniendo la certeza que el día que decida llamarte o hablarte, tu estarás para él igual que él estará para ti. Un vinculo que ni siquiera el tiempo ha sido capaz de romper.


Quédate con eso. Quieres que la próxima vez que piense en ti vuelva a hablarte. Pero él tan solo te responde que eso no será así, porque eso quiere decir que sólo piensa en ti en contadas ocasiones y eso sería un error. Porque hablarte no significó que ese fuera el único momento en el que te recordara. Y aunque a ti no te hubiese importado que ese fuese el único motivo, te alegró saber que él te recuerda a menudo, igual que tú a él.


No hay comentarios:

Publicar un comentario