Cuando menos te lo esperabas, decidió abrazarte sin previo aviso. Se produjo un silencio y tan solo se podía escuchar levemente vuestras respiraciones. No querías romper ese momento que para ti era lo mejor que te había pasado en muchas semanas. Porque aunque no querías reconocerlo echabas de menos cada centímetro de él. Sus manos, su forma de sonreír, su olor. Todo. Recordabas cada mínimo detalle porque el hecho de perderle durante un período de tiempo hizo que valorases aún más todos los momentos que habías vivido a su lado. Te reconfortaba estar ahora mismo en esa situación. Entre sus brazos.
Llegado el momento, él decidió apartarse de ti. Pero tan solo unos centímetros, lo justo para poder inclinarse y susurrarte al oído algo que llevabas mucho tiempo esperando escuchar de él: "te he echado mucho de menos".
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