Ahora solo te queda la duda. Crees estar tomando el camino correcto porque lo aconsejable no resulta de tu agrado. Tan solo no quieres pasarlo mal. O quizás, no quieres ver que exista algo que pueda cambiar tu vida drásticamente.
Es tiempo de escuchar distintas opiniones y lo cierto es que todas van por el camino contrario al que has decidido. Una vez más, llega la duda pero eres cabezona y decides mantenerte en tus trece. No quieres hablar más de ti ni que el miedo se apodere de ti. Recuerdas el nudo en la garganta, la impotencia de estar sola y la necesidad de escuchar que todo va a salir bien.
Te gustaría tener un poquito de normalidad pero ves constantemente la preocupación de los tuyos, las preguntas de más y el control completo de tus acciones.
No puede existir normalidad por mucho que lo intentes, aunque salgas a la calle y pienses que no hay ningún problema. La realidad es que si lo hay pero no sabes aún la gravedad de éste.
Ves cierto avance pero no algo con lo que puedas quedarte tranquila. Quisieras tener ahora mismo esa seguridad que mostraste al decir tu decisión. Lo tenías totalmente claro.
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