- Soy un capullo, ¿vale? Se bien que soy un autentico capullo, porque… yo nunca me he preocupado por nadie ni por nada esa es la verdad y todo el mundo lo aceptaba y llegas tú, joder… tú. Tú no me veías de ese modo, nunca había conocido a nadie que de verdad pensara que yo valía la pena, hasta que te conocí a ti. Y tú, lograste que yo me lo creyera, así que… por desgracia te necesito, y tú me necesitas a mi.
- No yo no.
- Sí, tú si. Necesitas a alguien que te cuide.
- No, yo no. Cállate por favor.
- Todo el mundo lo necesita.
- Yo voy a necesitarte más a ti que tú a mi.
- ¿Y qué?
- Que no es justo.. Eso no es justo. Quería ir a tantos sitios…
- Y vas a ir, aunque quizás tenga que llevarte yo.
- No puedo pedirte que hagas eso.
- No lo has hecho. Eh, imaginemos que en algún universo alternativo hay una pareja como nosotros. Salvo que ella está sana y él es perfecto. Y todo su mundo gira en torno al dinero que van a gastarse en las vacaciones o en quien está ese día de mal humor o si se sienten culpables por tener criada. Yo no quiero ser esa pareja, nos quiero a nosotros. A ti. Esto.
De pequeño me preocupaba mucho qué llegaría a ser de mayor. Cuánto dinero ganaría, o si llegaría a ser alguien importante. A veces lo que más deseas nunca se cumple y a veces lo que menos esperas que suceda ocurre. Como dejar el trabajo en chicago, decidir quedarme y solicitar plaza en la facultad de medicina. No sé… conoces a cientos de personas y ninguna te deja huella y de repente conoces a una y te cambia la vida, para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario