Intentas no perderte. Guardar lo mejor de ti. Quedarte con cada instante que transcurre en tu vida. Quieres que todo sea igual que siempre, pero no haces nada para que eso sea de esa forma. Por primera vez te haces consciente de que tiraste la toalla tiempo atrás, sin darte cuenta.
En ocasiones piensas que te has convertido en una persona fría. Antes perdías las horas dando abrazos o mostrando tu cariño a todo aquel que lo mereciese. Ahora, sin embargo, es raro en ti una muestra de cariño. Y no porque no lo necesites, simplemente ya no sale de ti. Ya no puedes negar que todo ha cambiado. Has cambiado.
Las relaciones están cambiando continuamente. Y tú tienes la extraña sensación de que los caminos empiezan a separarse. Posees unas determinadas opciones y eliges las más convenientes para ti o las que creen que en ese momento van más contigo. Siempre en continuo cambio. En movimiento. Una decisión puede cambiar todo el transcurso de los acontecimientos.
Nunca antes habías sentido esto. Ahora quieres volar lejos dejando atrás aquello que creías lo más indispensable de tu vida. Quieres echar de menos todo tu entorno. Siempre has sobrevalorado las cosas que se te han ido apareciendo en tu camino ya que en ese aspecto, consideras que has tenido una gran suerte. El problema no está ahí. El problema está en ti. No te consideras importante en la vida de nadie. Simplemente una más, del montón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario