Pretendes enseñarme que llorando no se solucionan los problemas. Quieres hacerme ver que una vez llegada la derrota es cuando puedes permitirte el lujo de derrumbarte pero antes no. Mientras exista una oportunidad, mientras exista esperanza hay que seguir. Tienes que seguir sin derramar una lagrima.
Después llego yo y te explico que llorar no es de débiles. Tan sólo es una muestra de cuáles son tus sentimientos, algo que por mucho que lo intentes con todas tus fuerzas no se puede controlar. Pretendo que veas mi postura, y no solo eso, quiero que dejes de callar. Si necesitas llorar, llora. Porque ese quizás sea el único momento donde cada lagrima tenga un sentido, un motivo. De no ser así, llegará el día en el que ya no aguantes más y caigas sin necesidad.
Como ves, tan equivocada no estaba. Sonríe cuando puedas, llora cuando lo necesites.
Dicen que somos como dos gotas de agua. Pero eso es sólo aparentemente.
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