Estás tumbada sobre tu cama. Miras al techo pero como si no lo hicieses ya que estás con la mirada perdida. Estás pero no estás. Minutos después cierras los ojos. Tan solo puedes oír tu respiración y los latidos de tu corazón. Tranquilidad. Sólo un poco de tranquilidad dentro de esas cuatro paredes que últimamente están siendo algo más que eso. Demasiadas horas. Necesitas desconectar del mundo al menos por unos segundos. Sólo unos segundos serán suficientes. Bueno, luego lo piensas mejor y quisieras que fueran varios minutos. Muchos minutos. Horas quizás. Aunque sabes que eso es imposible.
No estás ni 10 minutos tumbada cuando la realidad te reclama. Una voz. Vuelta al mundo real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario